martes, 12 de agosto de 2014

Y TE QUEDASTE TAN TRANQUILA


Prosa poética

Te dejo, me dijiste.
Que conste que lo hago por tu bien,
para que cuando el desafecto llegue dando dentelladas,
andes ya protegido con la coraza de la indiferencia
y no puedan lacerar la esencia de tu persona.
Te dejo, si, porque con tu forma de amar
has hecho darme cuenta, 
de que solo puedo aportar a este vínculo,
elementos nocivos que a la larga lo emponzoñarán todo.
Así me dijiste.
¡Y te quedaste tan tranquila!
Y te fuiste,
ni siquiera dejaste caer un beso en mis mejillas,
cuando mis labios estaban ya exhaustos de mendigar,
y tú, siempre andabas subida a la ola del subterfugio.
Y me dejaste allí,
más sólo qué Dios, 
en los confines del abandono,
rumiando aquélla sinrazón
y esperando que al menos volvieses la cara
por ver aquélla piltrafa sumida en el desamparo.
Te dejo, me dijiste.
Y te fuiste.
Y me dejaste allí.
Y se cerraron todas las flores en mi arriate,
porque sin avisar siquiera, se presentó la noche,
negra como el alpechín y huérfana de estrellas y de luna.


C. Abril C.


De Trenzando Abriles


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martes, 5 de agosto de 2014

SE HIZO COSTUMBRE


Prosa poética


Ha sido tanto el tiempo que hemos compartido,
que el amor un día se hizo costumbre
y comenzó a mostrarse sin necesidad
de que ninguna chispa lo encendiera.
Adquirió carácter rutinario,
y con el devenir de la vida, anda sobreviviendo
entre dietas hipocalóricas y atiborramientos espontáneos.

Ha sido tanto lo que hemos creído aprender el uno del otro,
que ahora consumimos nuestro tiempo de clase,
ganduleando en su periferia.
Qué hábito más nocivo para el deseo,
es la enseñanza pertinaz sobre nosotros.
Al final del ciclo, creemos estar doctorados en sabiduría,
pero sólo somos, unos sabiondos desganados y sin revalida.


C. Abril C.


De Trenzando Abriles


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viernes, 1 de agosto de 2014

QUE MÁS DÁ


Prosa poética

Que más da,
que la rosa pierda su lozanía al rato de cortarla,
si a poco que se mueva la brisa,
tus efluvios lo llenaran todo.

Que más da,
que al ruiseñor lo confinen en la cárcel de la tristeza,
si un gorgorito de tu garganta,
es el mayor de los gozos para mi.

Que más da,
que al calendario se les caiga las hojas tan deprisa,
si mi tiempo a tu lado,
ni se mueve, ni se acaba.

Que más da mujer,
que me despierte a las primeras claras del día,
si toda la noche he estado
alimentándome de ti.


C. Abril C.


De Trenzando Abriles


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