miércoles, 15 de julio de 2015

AL ALBA LO FUSILARON

Cuartetas


En la tasca de la villa
al finalizar la tarde,
José sentado en su silla
diserta con gran alarde.

¿Te acuerdas aquélla noche
cuando fulano dormía?
en su puerta paró un coche,
¡qué mala baba traía!

Se bajaron tres mocitos
portando tres mosquetones,
con miradas de angelito
y apariencias de matones.

Su nombre lo bocearon
aporreando el postigo,
y al salir le conminaron
¡ven con nosotros amigo!

¡Encima con retintín!
amigo él, que ningún día,
fue a juntas de botiquín
ni de la peluquería.

Que ni siquiera el casino
en Reliquias lo pisaba,
los cuatro chatos de vino
en su casa los tomaba.

Su amigo era el canijo,
regalgo para más señas,
y que en Jimeno o Clavijo
se perdía entre las breñas.

Tenía tal desparpajo
incluso ya siendo viejo,
que siempre traía al tajo
alguna liebre o conejo.

Volvió la vista al zaguán
y vio a la Juana abrazando
a sus niños: Pedro y Juán
que estaban todos llorando.

Desanduvo cuatro pasos
con la mirada perdida,
y encarceló con sus brazos
aquéllo que era su vida.

Ni una palabra salió
de aquélla boca sensata,
que jamás se prodigó
en amenaza o bravata.

Al alba lo fusilaron
finiquitando esa historia,
y ni si quiera doblaron
las campanas en su gloria.


C. Abril C.


De, Bajo este cielo


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